“Cuando las extremidades ejecutan movimientos irregulares,
el alma comienza a balbucear; cuando las extremidades realizan movimientos regulares,
el alma comienza a susurrar; cuando las extremidades llevan a cabo los
movimientos cósmicos en armonía con el universo, el alma comienza a cantar.
Así, el movimiento danzante se convierte en una canción y en música por
dentro”.
Rudolf Steiner
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